talleres para papis y mamis

La nena se lleva el Alplax de la abuelita al jardín. Pero no al jardín de las plantitas, sino al jardín de infantes. Y reparte alegremente las pastillitas de este ansiolítico con acción antidepresiva que es a la vez agente antipánico entre sus compañeritas de la salita de cinco. Una maestra atenta más la atención médica inmediata permitió que este colorín colorado sea feliz y no un pequeño tendal de cuerpecitos inertes. ¿Está claro?
Ahora bien, las autoridades van a tomar cartas en el asunto, y lo harán convocando a todos los papás y todas las mamás para decirles que la leyenda que traen los envases de medicamentos acerca de que no deben estar al alcance de los niños es también extensivo a las niñas, que es peligroso permitir que tanto nenes como nenas accedan a los remedios que hay en sus casas.
Como que sigamos así, con semejante nivel de idiotez de los progenitores y de las progenitoras, en un par de años las guarderías deberán dar talleres para explicarles a papis y mamis que no deben darles a sus hijos e hijas la sopita por la nariz, sino por la boca.