sobre Marcelo Bragagnolo
o de cómo lo que se padece no sirve para juzgar a las personas
Ayer vi a Marcelo Bragagnolo. Yo estaba en un café en el Centro, y él, mesa de por medio (ahora que lo pienso, él estaba a mi izquierda… ¡y yo a su derecha!), recibiendo gente, de a uno, como si esa mesita del café fuese su centro operativo (y lo digo así porque oficina no le ha de faltar).
No lograba escuchar lo que hablaban (quizás, por suerte). Frente a sus interlocutores, Bragagnolo se mostraba seguro, erguido en su silla, y hasta de vez en cuando se le veía un rictus casi sobrador. Pero cuando quedaba solo, en los pocos minutos que restaban entre una visita y otra, a Marcelo Bragagnolo se le perdía la mirada más allá de la vidriera, se le llenaban los ojos de lágrimas, se le fruncía levemente el ceño… En pocas palabras: cuando él quedaba solo, se hacía evidente que es un hombre destruido.
Ahora bien, no hace falta ningún título habilitante ni ninguna capacidad especial para comprender que un hombre destruido debe buscar la calma, reencontrarse, reestablecer sus relaciones, y que lo menos aconsejable para él es exponerse en los medios e incluso exponer a su familia, y mucho menos estar promoviendo políticas de estado adecuadas a lo que él cree que hubiese prevenido el origen de su dolor.
Si este hombre tuviese un amigo de verdad, éste ya le hubiese explicado la conveniencia de quedarse tranquilo hasta elaborar el duelo por la muerte de su hijo Matías. Pero parecería que Bragagnolo sólo está rodeado de fanáticos manoduristas que lo alientan a ir por más.
Ayer yo no debería haber visto a Marcelo Bragagnolo. Yo estaba en un café en el Centro, y él debería haber estado con su familia, quizás llorando, quizás paseando, quizás puteando, tomándose un descanso (no parece ser un hombre que fuese a pasar hambre si dejaba de trabajar un largo tiempo). Pero no: está de negocios, o quizás de rosca. Y ésta es su elección.
No me gustó ver a Marcelo Bragagnolo, porque aprendí que a la gente se la juzga por lo que elige, por lo que hace libremente. Y lo que le pasa, lo que padece alguien, no lo hace ni mejor ni peor.
2 Comments:
freddy krugger, antes de ser freddy krugger... fue un tipo comun.
que se quemo.-
un abrazo.-
He visto al Sr. Marcelo Bragagñolo, a quien conozco y debo de agradecer, la ayuda que me fué dada para que mi hijo, viviera con dignidad lo que le quedaba de vida, pero antes agotamos lo recursos para salvarlo.!! Puedo decir que la actitud de él , es entretener su mente, la muerte de un hijo, se lleva parte de uno. Se critica con rapidez, porque el dolor no se puede compartir!!
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