pumas emocionados
La selección de rugby está formada por cincuenta y seis jugadores, de los cuales cuarenta viven fuera del país y juegan en equipos europeos; las fichas de estos en la página de la Unión Argentina de Rugby advierten que su “occupation” es “rugby player”, mientras que la mayoría de los que han quedado en el país es “student” y hay algún “businessman” (sí; las fichas están en inglés, para que lean los inversores del deporte y compren a los dieciséis que quedan en góndola). Y lucen distinguidos apellidos, no necesariamente patricios o aristócratas pero sí de buen sonar como Agulla, Albacete, Álvarez Kairelis, Arbizu, Arocena Mesones, Avramovic, Ayerza, Borges, Bosch, Carballo Pussaq Laborde, Corleto, Creevy, Durand, Fernández Lobbe, Fernández Miranda, Gaitán, Genoud, Gómez Cora, González Bonorino, Guiñazú, Hasan Jalil, Henn, Ledesma, Leguizamón, Leonelli Morey, Longo Elía, López Fleming, Martin Aramburu, Núñez Piossek, Ostiglia, Pichot, Quesada, Schusterman, Serra Mirás, Stortoni o Vernet Basualdo.
Mientras entonaban las estrofas de nuestro himno nacional, la emoción fue embargándolos. Se llevaron una mano al pecho, exhalaron aire con fuerza, cerraron los ojos, algunos hasta lloraron.
Sí, ha de ser amor a la patria, claro.
5 Comments:
No sabía que la mayoría estaba fuera del país. Pero en verdad, conociendo por casualidad el contexto del rugby nacional, no debería sorprenderme. Trabajo en una empresa en zona norte, en donde muchos empleados son de dicha zona. Allí, en los almuerzos, no se habla habitualmente de "mi viejo" sino de "papá..." y las vacaciones más baratas son en el caribe y las leñas. Allí tampoco se habla mucho de fútbol o fulbo, sino de rugby y jockey (las mujeres). Éste es el contexto al que me refería. Son los mismos que ahora han convencido a los porteños "ilustrados" que ser un pseudoempresario-nene-de-papá-que-administra-club-de-football es el mejor jefe de gobierno que nos merecemos.
Son los herederos de Alvear y de Rivadavia, de Juarez Celman, de Mitre y del clan Alsogaray.
Y sin embargo, cuando una vez le pregunté a un rugbier por qué se llaman "pumas" si el animal del escudo es un jaguar, un ocelote o un leopardo pero no un puma, no me supo responder nada.
Igual, no necesita saber nada: siempre está papá que le apalanca la vida.
uf. que jodidos que son, al final si me tengo que ir del pais, cualquira sea la cuestion, no puedo cantar mas el himno nacional ni emocionarme cuando lo haga, no sabia que solo era un derecho para los residentes, y si mi papa tiene plata peor.
Andrea, si querés llorar, llorá. Pero es un poco pelotudo que lloren por la Argentina cuando lo único que hacen por el país es simbólico y, además, provienen de sectores sociales que han hecho todo lo posible para beneficiarse a sí mismos, incluyendo diezmar el país por el que lloran, corromper funcionarios del país por el que lloran, pagar sueldos de miseria a los trabajadores del país por el que lloran, etc.).
De todas formas, es fácil parar el llanto. Un viajecito en primera clase y listo.
Saludos lucho.
Esa costumbre de tocar el himno y erguirse solemnes antes de un partido de fútbol o de algún otro deporte siempre me hizo muchísimo ruido. ¿Se trata de la patria o de una pelota? ¿Es una exageración? ¿O es algo peor? ¿Será que nos están diciendo que ser patriota es alentar al equipo, que esa y no otra es la forma de amar al país?
No creo tampoco en la patria, ni me conmueve mucho el himno nacional. Me siento más identificado con mia amigos brasileños que ayudan a los pibes de las favelas de Río de Janeiro a entrar a la universidad que con los argentinísimos dueños de los ingenios azucareros de Tucumán que explotan el trabajo esclavo post-Asamblea del Año XIII... Así que todo este asunto del himno no me llega al corazón. Pero eso de pasarlo en los partidos de fútbol me hincha los huevos em ese pequeño reducto donde sobreviva algo del patriotismo que me enseñaron en la escuela.
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