viernes, octubre 27, 2006

maldades y bondades de las riquezas personales

Todo empezó cuando Alan Landry recibió un mail que contenía una documentación y una proposición de venta de algo más de nueve toneladas de oro de altísima pureza depositadas en el Hong Kong Shangai Bank (HSBC). Dicen que el trabajo de Landry es analizar la autenticidad de los documentos y certificados para una transacción, lo que le permitió conocer la identidad del dueño de los documentos y de esa montaña de oro: Augusto Pinochet Ugarte (dictador chileno con retiro efectivo, por si alguien no lo conoce). Esa información fue presentada ante el consulado de Chile en Los Ángeles, pagos de Landry. El resto está sucediendo ahora, y ya podemos seguirlo en la tele, la radio o los diarios.
Hoy escuché no pocos comentarios referidos a para qué podría querer Pinochet tanta riqueza. Esa pregunta es vergonzosa en boca de quienes en otras ocasiones comentan con absoluta serenidad las decenas de millones de dólares que ganan las estrellas de Hollywood, cuando no se enorgullecen y festejan el pase multimillonario de un jugador de fútbol (y valga otro tanto para otras artes y otros deportes y otras actividades igualmente hiperinflacionadas). Porque todavía no sabemos cuán mal habida es la metálica fortuna pinochetista como para que no le permitamos ser un viejito magnate. Que seguramente fue mal habida, pero eso no debería impedirnos observar que hay una brecha demasiado grande entre la mirada severa que le damos a Pinochet y sus dineros y la benévola mirada que, por ejemplo, le damos a Bono –tan bono él que se preocupa por la deuda externa y el hambre– que acumula (según se estima) una fortuna de £ 600.000.000 (seiscientos millones de libras), lo que equivale a U$S 1.130.000.000 (sí, mil ciento treinta millones de dólares). ¿Por qué damos por sentado que Pinochet robó ese dinero a sabiendas, mientras pensamos que Bono desconoce que los sellos grabadores –con los que firma contratos con muchos ceros– compran los cds hechos por fábricas que pagan sueldos de hambre en el sudeste asiático? La única respuesta sólida que se me presenta es “porque somos progres”: no toleramos la sangre que hizo derramar el tirano chileno, pero comprendemos las reglas del mercado que llevan a que algunos mueran de hambre porque el negocio de la música favorece a Bono y se concentra en él, quien tiene todo el derecho de ganar, acumular y despilfarrar como se le antoje (tema que ya hablamos en el post hay vida más allá de la piel).
No dudo que Pinochet ha hecho un gran aporte a que este mundo sea notablemente peor. Pero tampoco dudo que Bono hace lo mismo detrás de su vomitiva corrección política y su marketinera fachada de misericordia.

dos leves venganzas
Si se comprueba que ese oro es de Pinochet, mi deseo será su incautación inmediata. Mientras tanto, riámonos de ese viejo hijo de puta que hizo un pésimo negocio: compró oro en el momento en que estaba con los precios más altos que jamás haya alcanzado ese metal.
Si se comprueba que ese oro es de Pinochet, sus seguidores, que siempre se ufanaron de la transparencia económica del dictador, deberán llamarse a vergonzante silencio, el mismo que ostentan cuando se acusa a su líder por los crímenes cometidos mientras usurpó el poder de su país.

2 Comments:

At viernes, octubre 27, 2006 12:08:00 p. m., Blogger Unknown said...

Mil veces de acuerdo con lo de bono, lucho. Y no me molesta tanto la pose del tipo, sino a todos sus adeptos que lo tildan de noble, justo, comprometido y no se que otras cosas más.

Me canso de repetir que en cuestiones políticas voy muerto, pero me permito hacer la siguiente asociación libre con palabras que me vinieron a la mente al preguntar por el origen del oro de pinochet: oro, chile, patagonia, segunda guerra mundial, colonia dignidad, general...

No se si soy claro y en caso de serlo tambien temo estar equivocado, no se que hago opinando sobre cosas a las que soy ajeno...
Un abrazo.

 
At viernes, octubre 27, 2006 4:32:00 p. m., Blogger donnie said...

Estoy de acuerdo, pero esta vez no tanto.
Digo, después de todo, si yo trabajo en una empresa de telefonía celular, no tengo por qué responder ante los hijos de puta que hacen trabajar bajo salarios mínimos a un hatajo de orientales para que esos teléfonos se vean tan bonitos y salgan a tan buenos precios. Concuerdo con la fachada de noble que vende, en este caso, Bono. Los buenos actos no deberían por qué publicitarse, y menos a tal escala. Y sin embargo, nadie puede decir que el tipo no hace un acto de bien cuando dona, por decir, 500.000 dólares a alguna entidad de causas realmente nobles. Tampoco puedo pedirle que entregue toda su fortuna. Ahora, no me digan que 500.000 dólares no son MUY necesarios en muchos lugares.

Aclaro, no me gusta U2 (la mía no es una defensa de fan). Y tampoco lo defiendo tanto. Aunque no deja de ser, a mis ojos aniñados y un poco zonzos, algo loable.

Qué sé yo.

Respecto de Pinochet: paso. Suficiente que comparto nombre de pila con él.

 

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