viernes, marzo 16, 2007

el adoquín de Telerman

Me pregunto cuánta gente quedará que no esté harta de Telerman, de su megalomanía, de su hueco palabrerío, de su presunta neutralidad y amor por todas las porteñas y todos los porteños sin distinción –incluyendo a sus opositores, porque comprende todo–, de sus estúpidos afiches, de su verbalmente vomitada pasión por Buenos Aires, de su afrancesamiento y de haber inventado esa expresión, de su sobreexposición, del mal gusto y nulo criterio que tiene para las obras urbanas… Y de su vanidad, la misma que le impidió notar que durante años firmó papeles que le arrogaban una licenciatura que jamás obtuvo.
No puedo evitar imaginarlo a él soñando con una ciudad futurista en la que un subterráneo supersónico se detiene en la estación Jorge Telerman, cuyas relucientes escaleras mecánicas ascienden al Parque Jorge Telerman, en cuyo centro se encuentra el monumento a Jorge Telerman, frente al cual nace el bulevar Jorge Telerman. El sueño concluye cuando un asesor lo despierta de su siesta para informarle que en la última encuesta ha perdido un punto.
Mi sospecha acerca de su íntima aspiración a convertirse en el “Georges Haussmann porteño” tiene varios argumentos, pero citaré uno solo: el proyecto que ganó el concurso para la remodelación de la Plaza de Mayo en miras al bicentenario patrio. Es imbécil, extranjerizante, desubicado, pretensioso y, lo más importante, horrible. En una ciudad cada año más calurosa, heredera de la más que centenaria concepción que Thays tuvo de los espacios públicos, una plaza verde será transformada en plaza seca. (Si no viste el proyecto, hacé click aquí.)
Pero él sigue convencido de que, aunque hoy lo odiemos, lo amaremos mañana, cuando comprendamos que él era un adelantado a su tiempo (convirtiéndose así sucesor de Rivadavia, que será elogiado por un sucesor de Mitre, y será desenmascarado por un sucesor de Jauretche). Y en su ánimo de ostentar obras y cambios y progreso, el entusiasmo lo lleva a olvidar el silencio necesario para que no se vean los indicios de negocios sucios. Como sucede hoy, al informarse en el sitio del Gobierno de la Ciudad la inauguración del Boulevard (sic) Caseros: “La avenida que va desde Bernardo de Irigoyen hasta el Parque Lezama mostrará, desde este domingo, una nueva cara con veredas, plantaciones de árboles, cordones de hormigón armado, papeleros, bajadas para discapacitados y farolas de estilo clásico”. ¿No notaron nada raro en ese anuncio? La modernidad llegó en formato de cordones de hormigón… Pero cordón había, y de granito, por lo que alguien se llevó granito suficiente como para hacer piezas de no menos de dos centímetros de espesor equivalentes a un mínimo de 4000 (cuatro mil) metros cuadrados por los que bien podrían sacarse unos cuatrocientos mil pesos a precio de oferta. (Si esto pasa a la vista de todos, ¿qué no imaginar de lo que pasa por las manos de unos pocos?)
El pobre Jorge Telerman quiere llamarnos la atención y continuar al frente del gobierno que conquistó a fuerza de sucios pactos. Y es comprensible: se sentiría muy mal si en algunos meses volvieran los inspectores a La Trastienda y él debiera atenderlos…

6 Comments:

At viernes, marzo 16, 2007 11:39:00 p. m., Blogger Bruno Bimbi said...

Acabo de ver por primera vez el diseño de lo que quiere hacer el Afrancesado con la Plaza de Mayo. NO lo puedo creer! Es un espanto! ¿Esteremos a tiempo de evitarlo, antes de que no se pueda volver atrás? Es horrible!! Una Plaza de Mayo ¡seca! ¡Sin nada de verde! ¡Con luces futuristas! ¿Pero este tipo no entiende que eso es LA PLAZA DE MAYO? Además de todo, es un sitio histórico, no un conejillo de indias de sus excentricidades.
Lo de los adoquines no me asombra: el ministro de obras públicas de Jorge Traidorman es el ex jefe de campaña del empresario Mauricio Macri. ¿Qué esperábamos? ¿Honestidad?

 
At sábado, marzo 17, 2007 8:25:00 a. m., Anonymous Anónimo said...

Lucho, ¡cómo extrañaba tus posts!. Coincido con vos con respecto al imbécil de Telerman. El pretendido 'afrancesado', del buen gusto francés no tiene un pelo. Telerman proviene de la funesta camada de políticos marketineros: los que no trabajan para la gente o para el país, sino para enaltecer su imagen. De allí que todo lo que hagan será siempre parte de una campaña, y por cada obra real, la inversión en publicidad y/o propaganda será siempre mayor.
El marketing ha sustituido a la genuina administración de la cosa pública. El problema de esta concepción de la gestión, además de estar inherentemente reñida con el concepto de "administración pública", es que, por naturaleza, no derivará nunca en obras útiles o necesarias pero invisibles. Sólo se concretarán -y con suerte- aquellas gestiones que sean "marketineras" para los fines del gobierno de turno.

Una cosa es "publicar los actos de gobierno" y otra muy distinta, "publicitarlos"...la diferencia, la pagamos entre todos.

 
At sábado, marzo 17, 2007 10:18:00 a. m., Anonymous Anónimo said...

Cuando van a empezar a darse cuenta que los lugares que en general nos parecen lindos son los que tienen muchas plantas y árboles sin podar? Por ejemplo creo que la belleza de Belgrano R. está en las enormes arboledas y los jardines de las casas. En fin...
Besos Luis

 
At sábado, marzo 17, 2007 11:58:00 a. m., Blogger Fender said...

Suscribo ya. Es un Ibarra condensado en los meses que lleva de exposición, pero el otro viene desde juicio a las Juntas, más diluído.

Con respecto a un futuro Jauretche, si el precio a pagar son sendos Rivadavias y Mitres "reloaded", no le firmo nada.

 
At lunes, marzo 19, 2007 10:15:00 a. m., Anonymous Anónimo said...

los puntitos blancos del proyecto: ¿Son para que sepamos llorar el pasto exactamente donde falta?
Bien Lucho, atenta la neurona, bermu con papas fritas y gud chou!!!!

 
At viernes, marzo 23, 2007 11:23:00 a. m., Blogger David Valverdi said...

Lo que tambien es preocupante es el criterio de las personas que diseñaron la nueva plaza. Acaso no entendieron la importancia de la funcionalidad de una plaza? Me parece algo preocupante que la gente no tenga que justificar porque no me cabe la menor duda de que si alguien les hubiera pedido que defendieran el proyecto hubiera surgido algun cuestionamiento relacionado con los espacios verdes. Acaso no tienen demasiados espacios los skaters?
Pero bueno, quizás adoptando tanto la falta de razones como la preponderancia de la busqueda de la reacción fácil(en este caso ante lo visual)-característico de esta época tan "cool"- uno llegue a entenderal sr. Telerman.
Por el momento, paso.
Saludos!

 

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