lunes, febrero 12, 2007

una muerte de la gran puta, y otra que no

El sábado 3 de febrero, en la localidad de Salvador Mazza (Salta), fue asesinada una travesti en la zona en donde ella ejercía la prostitución. Del hecho dio cuenta el diario El Tribuno (ver nota) con los debidos errores: habló de “un” travesti y, consecuentemente, citó su nombre de nacimiento como varón. La noticia, por supuesto, jamás llegó a los medios porteños (esos que se arrogan a sí mismos la calificación de “nacionales”).
Nadie omitió, cinco días más tarde, la noticia de la muerte de Anna Nicole Smith, una yanqui puta con todas las letras a quien, por ejemplo, el respetabilísimo diario fundado por Bartolomé Mitre calificó –en una de las varias notas que dedicó al tema– como “actriz y modelo”, al igual que Canal 13 y TN, que ofrecieron la noticia dentro de la columna de Catalina Dlugi, otra más de los tantos y tantas que tienen la desfachatez de llamarse cronistas de espectáculos.
Ay…

jueves, febrero 08, 2007

las personas y las cosas

Anoche reabrió el bar Británico. Los habitués (a los que se les sumaron no pocos figuradores en eventos) llenaron el local para saborear de nuevo un café, esta vez gratis con motivo de la reapertura, sin ocultar su felicidad por el bar recuperado, ese mismo por el que tanto habían luchado.
A mí, el bar Británico me pareció siempre un lugar desagradable. Sin hablar de la atención, que rozaba la displicencia. Y los famosos “gallegos” que lo administraron y atendieron por más de cuarenta y cinco años no necesariamente despertaban mi solidaridad como laburantes, porque es probable que la hayan amasado lindo y amarrocado toda, por lo que sospecho que si bien se quedaban sin trabajo, no por eso quedaban sin pan. Pese a esto, yo estaba a favor de la conservación del Bar Británico, y en manos de los mismos gallegos.
El año pasado, cuando vecinos y habitués del Británico recolectaban firmas y se movilizaban para impedir su cierre, insistieron una y mil veces en que los gallegos debían permanecer. Ayer, los mismos festejaron la reapertura de ese bar. De los gallegos, parece, ya nadie se interesaba.
Será, pues, que lo importante son las cosas.