sábado, diciembre 30, 2006

apropiaciones (y queda prohibido contradecirlos)

Paradoja de estos días: al acercarse el segundo aniversario de su creación, reaparecieron los furibundos y exacerbados padres y familiares y amigos de las víctimas de Cromañón, inalterables con su prédica acerca de que “el gobierno no hizo ni hace nada”; y yo, tan lejano a ellos, por un momento coincido con su mensaje, justo cuando el colectivo en el que estoy viajando debe desviarse de su recorrido por la calle Bartolomé Mitre a causa de un llamado santuario que persiste porque “el gobierno no hizo ni hace nada”.
De todos modos, parece que eso no es todo, pues a la presencia espacial del recuerdo quizás debamos agregarle un memorial en el calendario: José Iglesias, padre de una víctima, amenazador público, defensor de personajes poco honestos, pasador de papelitos a la fiscalía durante el juicio político a Aníbal Ibarra, se ha quejado de que este último se ha relanzado al ruedo político durante diciembre, mes en que se conmemora la tragedia. Si se han apoderado de una calle (entre otras cosas), no sería de extrañar que pretendan que les pidamos permiso para realizar cualquier tipo de festejos en este mes.


Ayer se cumplieron cinco años de la masacre de Floresta (ésta sí fue una masacre). Debo haber estado muy distraído, porque no vi nada al respecto en los medios.

jueves, diciembre 28, 2006

cabezas frescas, mercados calientes

Estuve leyendo acerca de la cantidad de energía que se consume para mantener frescos los edificios. Es alarmante: parece que el promedio indica que la sexta parte de la energía eléctrica mundial es utilizada para equipos de aire acondicionado. En España (no hay caso, siguen actuando como nuevos ricos), según el Ministerio de Industria de ese país, el consumo de energía por aparatos de aire acondicionado domésticos representa aproximadamente un tercio del total nacional.
Pero no hace falta ver datos del exterior: alcanza con abrir los ojos en las cercanías. Los edificios comerciales suelen carecer de ventilación, por lo que una buena tormenta nocturna de verano –de las que soplan un viento fuerte y fresco que lleva la temperatura a los 20ºC o menos– será absolutamente desaprovechada ya que esos edificios son herméticos y conservarán el calor de la tarde anterior. El personal de seguridad o los encargados tienen órdenes de encender los equipos de aire a primera hora de la mañana, para que al llegar los empleados puedan ellos disfrutar del aire fresco, señal de los buenos cuidados que les dispensan los directivos y gerentes de la casa, pero jamás se les permitirá abrir las ventanas (en la mayoría de los casos, porque no las hay; una pared de vidrio no responde al concepto ventana) para que entre el aire de la mañana. Y no es extraño que la misma gente que en invierno pide que la calefacción lleve la temperatura ambiente hasta los ridículos 24ºC, en verano pretenda refrigerar su imbécil humanidad a 18ºC.
Pero si Crónica TV nos tiene acostumbrados al eslogan “Estalló el verano”, no menos cierto ni menos evidente es que explotó el mercado, y a la expansión económica hay que dejarla seguir su camino, sin importar el tendal de problemas que nos deje para mañana a la tarde: hoy hay dinero y hoy hay que reventarlo. Y parecería que todo argentino que se precie por haber superado la crisis de 2001 tiene aire acondicionado en su casa (otros símbolos de la misma mejoría han sido las zapatillas carísimas, los teléfonos móviles con cámara y los reproductores de mp3 en el segmento adolescente –incluyendo los tardíos– y los vehículos 4x4, los televisores de plasma y las obras de artistas jóvenes consagrados por galeristas piratas en el segmento jóvenes y adultos jóvenes).
Sin embargo, la histeria compradora no sólo se calma adquiriendo equipos de aire acondicionado, sino cualquier otro producto. Y para que el comprador se sienta cómodo, los comercios ofrecen sus locales frescos, frescos los pasillos de los shoppings o galerías en las que se encuentran, frescos los estacionamientos subterráneos… Y la mayoría de esas construcciones tienen enormes accesos abiertos, por lo que un alto porcentaje del aire frío se pierde por las puertas.
Mientras tanto, por pura casualidad, se ha llegado a los records de consumo de electricidad y, a la vez, reaparecieron los cortes. Y así se dan la mano –aunque no quieran, aunque digan no darse cuenta– los que siempre desearon vivir en “un país en serio” con los que usan esa misma frase como eslogan de gobierno.

miércoles, diciembre 20, 2006

mejor que... ¿quién?

En un comentario al post anterior (los ecos de haber tocado la campanita), matias pailos afirma que el presidente Kirchner “es el mejor presidente de los últimos 30 años”.
No es la primera vez que escucho decir eso. Y según qué aspectos de su gobierno se juzguen, quizás podamos llegar a la misma conclusión. Pero no pretendan hacerme creer que no tuvo o que aún no tiene el poder y la posibilidad de hacer una profunda reforma fiscal (haciendo desaparecer el IVA y así empezar a remediar la hasta ahora creciente brecha entre ricos y pobres), sacarse de encima a los dinosaurios peronistas y sindicalistas (raro discurso según el cual Menem es el pasado, Videla es el pasado, pero Quindimil es el presente y, quizás por cuatro años más, el futuro), sumar sectores de otros partidos (y no comprarlos, aunque sea por pragmatismo, porque mañana se venderán a otro con más billetes), detener el pase de empresas y tierras y recursos naturales a capitales extranjeros, y muchos etcéteras.
Sin embargo, lo que más me llama la atención es el lapso elegido por los defensores de la gestión K: “es el mejor presidente de los últimos treinta años”. ¿A qué atribuirle la elección de ese período? ¿A una extrema juventud que les impide ver más lejos? ¿Una muletilla porque su concepción de la historia se inicia en la dictadura?
Si Kirchner es el
mejor presidente de los últimos treinta años, podríamos deducir que no es el mejor presidente de los últimos cuarenta años. O, al menos, que hace treinta y un años teníamos un presidente mejor que él. Perdón, una presidenta.
Chicos, si les cuesta argumentar bien, al menos hagan coherentes sus eslóganes...
Y si abren los ojos un poco más y descubren que el gobierno de Kirchner es el mejor de los últimos cuarenta años, no se olviden de instar a la Justicia para juzgar a María Estela Martínez de Perón, Carlos Ruckauf, Antonio Cafiero y otros sabandijas que dieron el visto bueno a lo que desembocó en el terrorismo de estado. Y ni hablar si les diese el cuero para revisar a la Triple A...

jueves, diciembre 14, 2006

los ecos de haber tocado la campanita

Asombra la marcha de la economía argentina. Y tras el gesto reconciliatorio que tuvo el presidente Kirchner –junto a la primera ciudadana, Cristina Fernández– al tocar la campana de apertura de la rueda de Wall Street, el mundo de los capitales volvió a mirarnos con confianza y nos honró con una caída inédita del riesgo país.
Y en la danza de inversiones, llegó el turno de la Turner Broadcasting System, Inc. (TBS), que adquiere canales de televisión paga de Claxson Interactive Group en América Latina. Es decir: la TBS, una compañía de Time Warner, ha llegado a un acuerdo con Claxson para adquirir siete canales de televisión paga que operan actualmente en el mercado de América Latina (Fashion TV, HTV, Infinito, I.Sat, MuchMusic, Retro y Space), por la que pagará doscientos treinta y cinco millones de dólares (U$S 235.000.000). Así, TBS contará en nuestro continente con un total de trece señales al sumarse las citadas a las ya conocidas CNN International, TNT, Cartoon Network, CNN en Español, Boomerang y TCM Classic Hollywood.

Y la mayor parte de los cientos de millones de dólares irán a parar a Venezuela, porque el Grupo Cisneros, originario de ese país, es el principal accionista de Claxson. Además de ser los miembros de la familia Cisneros los principales opositores del gobierno de Hugo Chávez.

El presidente Kirchner anunciará esta transacción repitiendo que estamos un poquito más afuera del infierno, como si de ahí se saliese viendo pasar los billetes de una mano a otra por empresas radicadas en nuestro país. Mientras tanto, cada minuto que pasa se diluye más su declamado anhelo de consolidar un empresariado nacional (al que olvidó el 26 de mayo de 2003, un día después de anunciarlo). Y, paradójicamente, tras esta supuesta “llegada de capitales”, Kirchner estará permitiendo la financiación del más poderoso y acérrimo opositor de su más estratégico socio.

El hecho está demasiado expuesto como para que lo haga de garca. Pero es demasiado evidente para que se le pase por boludo. ¿Será que tenemos un presidente meramente distraído?

jueves, diciembre 07, 2006

manejar un auto, una habilidad natural

Hace largo tiempo que vengo pensando en un tema, y algunos meses en que ando planeando escribirlo aquí. Esta madrugada, dos noticias publicadas en dos diarios me dieron los datos apropiados para hacerlo con un fundamento más sólido.
El diario Página/12 de hoy, jueves 7 de diciembre de 2006, incluye una nota alborozadamente titulada Sobre ruedas hacia un record (sin tilde), la que pueden leer haciendo click aquí o atenerse a lo que comentaré de ella.
Una catarata de cifras chorrea desde ese articulo las bondades de la Era K: la producción automotriz en la Argentina alcanzó las 48.411 unidades en noviembre de este año, lo que implica un aumento del 36,5% en relación a noviembre de 2005, y en el acumulado enero-noviembre, se expandió un 32%. En cuanto a las ventas de automóviles en el mercado interno, también hay motivos de festejo: las del pasado mes (38.122 unidades) fueron un 9,8% superiores a las del mismo mes del pasado año. Y en los once primeros meses de este año se vendieron 419.325 automóviles, lo que implica un crecimiento del 12,9% frente a igual período de 2005.
Todos estos números consolidan el país de Jauja que, con algunas excepciones, se recuesta sobre el Río de la Plata en una franja de variable anchura y que va desde San Isidro hasta Puerto Madero. Pero este no es el tema. El tema es a quién se le venden tantos autos.
Por supuesto, hay un buen número que se exporta, aprovechando lo que otrora Página/12 hubiese llamado “explotación” y hoy (sí, en la nota citada) llama “menores costos”. Pero también se nos informa que el 40% de los automóviles nuevos que ingresan al mercado interno son de fabricación nacional, mientras que le resto son importados. De todos modos, los números definitivos están unas líneas más arriba: 48.411 fabricados, 38.122 vendidos. En un mes. Y no debe ser fácil vender autos, porque son caros y continuamente generan nuevos gastos. ¿Cómo hacer para vender tantos? Porque no alcanza con el marketing y la publicidad. Hay algo más que el ofrecer poder y status y virilidad con una linda carrocería.
Tengo la certeza de que ese “algo” es el hacernos creer que conducir un automóvil es una habilidad que cualquier persona puede adquirir fácilmente: así como aprendiste a caminar y a hablar, pues bien, llega un momento en que podés aprender a manejar. Pero decir que manejar es una habilidad innata a la que sólo hay que despertar suena muy raro, y lo es, porque semejante dominio de una máquina en medio de otros miles de máquinas no parece ser una habilidad universal.
Se me dirá que para determinar quién está capacitado o no para conducir debe pasar por una serie de exámenes… en cuya seriedad nadie cree y a la que mucha gente ha facilitado poniendo un billete en la mano adecuada. También se me podrá decir que nadie conduciría alegremente sin ser hábil para ello sabiendo que de provocar un accidente iría a la cárcel… sólo en caso de no tener un abogado canchero en estas lides o de no caer en un juzgado que dictamina.
Es aquí donde entra el otro artículo, publicado por La Nación con el título Cada vez hay más chicos con registro (leela haciendo click aquí), texto acompañado por otro, Principiantes sin control (ídem click aquí).
El dato: en los primeros nueves meses de este año, en la ciudad de Buenos Aires obtuvieron la licencia para conducir 1.158 chicos de 17 años. Después, algunas precisiones sobre daños colaterales: los menores de 25 años se accidentan tres veces más que los mayores, son causantes de la mayoría de los accidentes que sufren, y mueren más por esta causa que por cualquier tipo de enfermedad. No faltan los testimonios, pocos pero representativos: todos varones, y fue papá quien los apoyó y acompañó en este trámite. (Parece que el rito de iniciación no es ya que papá les habilite la mucama, sino las llaves de la 4 x 4.)
Luego, Principiantes sin control da a conocer que “todos los conductores que obtienen su registro por primera vez tienen la obligación de conducir durante los primeros seis meses ‘llevando bien visible, tanto delante como detrás del vehículo, el distintivo que identifique su condición de principiante’”, y que “tienen prohibido conducir por vías donde se superan los 60 kilómetros por hora, y por el macrocentro y microcentro”.
Pero volvamos a la médula de este post. Hay cientos de accidentes de tránsito a diario, muchos de ellos con víctimas fatales, y la inmensa mayoría de ellos se origina en fallas humanas. Y hay cientos de miles de personas conduciendo autos en las calles sin la menor capacidad para hacerlo. ¿Quién podría tener tanto interés en que cualquier persona conduzca y, por lo tanto, desee tener un automóvil? ¿Será acaso la misma gente la que colabora de alguna manera con los jueces que castigan blandamente los crímenes cometidos por automovilistas? ¿La misma que impide que la irresponsabilidad al volante caiga en la agenda de quienes agitan la bandera de la seguridad?
Aquí está todo dado como para sospechar un gran movimiento de billetes. Pero de ser real la danza de millones en sobrecitos para sobornar a jueces, legisladores, formadores de opinión y muchos otros y diversos actores sociopolíticos, podríamos comprenderla, porque si se la controlase, no crecería esa rama de la industria; y si no creciese, no podría garantizar la generación de puestos de trabajo. Que es lo que todos queremos.

testigos
Cualquiera que ande por la calle de madrugada y con los ojos abiertos, especialmente quienes a esas horas esperamos largo rato un colectivo, sabemos bien que cualquier imbécil puede estar al volante. Los vemos desafiando a quien tienen al lado cuando los detuvo un semáforo y quedaron en primera línea, sobre la senda peatonal (sólo en caso de que respeten el semáforo); los vemos tomando de contramano calles y hasta avenidas, y no retroceder ante el tránsito que los enfrenta, sino poner luces altas y avanzar despacio (la peor de estas situaciones la vi en avenida Córdoba, entre Sánchez de Bustamante y Gallo); los vemos pasando a otros autos a alta velocidad, por la izquierda o por la derecha, zigzagueando según les convenga; los vemos con medio cuerpo afuera, gritando eufóricos; los vemos estacionando en cualquier lugar y sin advertirlo con luces o señas; los vemos con anteojos para sol en plena noche… Y después los vemos en el noticiero del día siguiente, aunque lamentablemente vemos a también a quienes mataron o hirieron.