jueves, junio 21, 2007

un raro sentido de la realidad

- Vos vivís con lo justo.
- Sí.
- ¿Cuánto ganás por mes?
- Seis mil pesos.

Este diálogo entre Luis Majul y Gabriela Michetti demuestra el sentido de la realidad de ambos. O demuestra que son dos cínicos dispuestos a cagarse en quienes no llegan siquiera “a vivir con lo justo”.
Si esto no es violencia...

martes, junio 19, 2007

pro... fecía

Con las debidas licencias ortográficas... ¡qué verosímil suena!


miércoles, junio 13, 2007

un bananier à droit

El problema de Latinoamérica es que está gobernada por populistas demagogos de izquierda, mientras que los destinos de Europa son guiados por grandes estadistas (no hace falta agregar “de derecha”, porque es redundante). Hacé click primero aquí y luego aquí para comprobarlo.
Parece que en Francia ha sido posible ver estos fragmentos en unos pocos canales de televisión. Por todo eso, al gran pueblo francés, ¡salud! (Y nada de andar incendiando automóviles, ¿eh?, que Nicolas se inflama.)

¡Ey! Mutatis mutandis (ma non toppo), para fines de julio, Mauricio... ¿borracho, de faso o duro?

guía del usuario
Si bien el primer video es un festival del colocón, presten atención en el segundo video a la alentadora situación: en 00:31 tiene lugar la represión de Sarkozy (¡para eso lo han votado!), pero en 01:03 triunfa la presión (inmediatamente después de “J’ai dit au Président Putin”) y se libera un etílico eructo presidencial.
Allons enfants de la patrie, le jour de gloire est arrivé. ¡Berp!

martes, junio 12, 2007

ministros teólogos y arzobispos politizados

Aníbal Fernández dijo: “Si a la religión se la utiliza como bandera política, no es la Iglesia de Cristo”. Se refería así a los dichos del arzobispo de Buenos Aires, cardenal Jorge Bergoglio, en la misa de Corpus Christi del pasado sábado (la homilía completa, haciendo click aquí).
Allí, Bergoglio comenzó diciendo que el niño que le ofreció a Jesús los peces para la multiplicación era quizás un vendedor ambulante. Si el inicio fue así de amarillista, el resto ya se suponía poco prometedor.
Luego enumeró que la fe se demuestra en “obras de respeto, de justicia, de paz, de solidaridad y de diálogo”, poniendo el respeto por delante de la justicia. Rara primacía.
Siguió falseando el sentido de la palabra bendecir, que no es “decir bien”, como aseguró Bergoglio y sobre lo que sostuvo toda su homilía, sino “decir el bien”, tomando al lenguaje en un sentido performativo: al decir el bien expreso el deseo de bien y lo genero; en este caso, como la bendición siempre viene de dios, es éste quien genera ese bien.
Ese falseamiento quedó claro cuando Bergoglio dijo: “También nos hace falta decirnos bien las cosas que nos dieron nuestros mayores: bendecir nuestro pasado, no maldecirlo. Lo que fue pecado e injusticia también necesita ser bendecido con el perdón, el arrepentimiento y la reparación”. Ahí hizo un giro en su discurso y mezcló el tema del perdón al de la bendición, que no es lo mismo. Ahí le endosó a dios lo que pretende que hagan sus fieles, aunque no imaginamos a su dios (ni siquiera al dios católico guerrero y sanguinario de los tiempos medievales) bendiciendo una injusticia padecida por sus fieles; la lógica teológica parece más inclinada al perdón del pecado y de la injusticia que a su bendición. Y, además, ahí volvió a alterar el orden de los factores (lo que en este caso sí altera el producto): habló de “el perdón, el arrepentimiento y la reparación”, mientras que la Iglesia siempre enseña que el arrepentimiento y el propósito de enmienda (compromiso de reparación) son previos e indispensables para el perdón.
No parece haber estado diciendo la verdad con eso de “Nos hace falta también bendecir el presente, hablar bien unos de otros. No para adularnos, sino buscando lo que construye, lo que une, lo bueno que compartimos y que supera las distintas perspectivas y es bien común”: linda frase, pero incompatible con la profusa actividad de sus operadores (algunos visibles y mediáticamente expuestos, como Guillermo Marcó, Jorge Enríquez o Santiago de Estrada, y otros que trabajan en las sombras) que rechazan de antemano cualquier reclamo que se aleje de la moral católica y ningunean a quienes hacen esos reclamos.
No sólo hubo palabras; también hubo gestos. Bergoglio se despojó de dos atributos litúrgicos propios del obispo: no se lo vio en la misa usando mitra ni báculo. Gesto contradictorio: al no usar esos elementos parece más humilde, menos jerárquico y más popular, pero a la vez se aleja de los mandatos rituales de la Iglesia. Y eso no parece estar muy bien: cada cual debe cumplir lo que eligió cumplir. No vale jugar en un equipo y no querer lucir la camiseta. Hay que bancarse los símbolos, porque hay que bancarse la pertenencia. Bergoglio podrá jugar distinto y hacer otras gambetas, pero sabemos que el suyo es el mismo equipo en el que revistaron Copello, Caggiano, Aramburu, Primatesta, Plaza, Storni, Baseotto y tantos otros inolvidables jugadores, aunque siempre quieran distraernos afirmando que esa misma camiseta fue llevada por algunos ídolos admirados e indiscutidos por la mayoría (por ejemplo, Bergoglio no se perdió el traslado de los restos del cura Carlos Mujica a Villa 31).
Este manoseo teológico y pastoral tiene demasiados visos de discurso de barricada. Bergoglio (¿se habrá sentido al frente del polo opositor, como Copello o Tato o Novoa en los días del Corpus Christi de 1955?) responde con ningún ánimo de reconciliación presente a quienes denuncia por no mostrar ánimo de reconciliación con el pasado impune. Llama a rociar con nafta a los que considera pirómanos. (Qué poco oportuna suena la imagen ígnea habiendo citado líneas antes al junio de 1955…)
Para completar, Bergoglio manejó con habilidad de buen orador las entonaciones y las pausas en su predicación, lo que naturalmente despertaba los aplausos (¿aplausos en una homilía?) de los presentes.
Sé que yerro en el título de este texto al hablar de un “arzobispo politizado” porque, en realidad, es un “arzobispo partidizado”, aunque todavía no está claro por cuál se juega: de un hombre astuto como él no puede afirmarse nada con ligereza. Ni los piropos que le ofrendan los duhaldistas ni los crucifijos y oráculos apocalípticos de Carrió han logrado que Bergoglio tome partido y les de su apoyo. (Lo más sorprendente está en la derecha reaccionaria: con su habitual e impúdica lógica apenas regida por el acomodo a los propios intereses, aprueba y avala y se alista detrás de un arzobispo que tiene gestos y palabras propias de un populista demagogo.) Sólo sabemos que cuando Bergoglio está en contra de algo, no muestra reparo alguno en los medios. Así, siendo uno de los tantos que tuvo como necesaria la caída de De La Rúa, el arzobispo no fue capaz de intervenir ni siquiera para salvar vidas: no se explica sino desde la intención de dejar caer a ese gobierno su vergonzosa ausencia en Plaza de Mayo durante la manifestación del 20 de diciembre de 2001, porque le bastaba con cruzar la calle y poner el cuerpo para detener o al menos apaciguar la criminal represión (nadie le iba a pegar un cachiporrazo a un tipo de sotana y faja roja, y mucho menos si se aparecía con algún atributo ceremonial). Y sus homilías soliviantadoras en las misas por las víctimas de Cromañón, lejos de los habituales tópicos católicos de aceptación y resignación, fueron un llamado permanente a exasperar los ánimos para culpar a un gobierno que, casualmente, generó derechos en temas relacionados con la sexualidad (educación sexual, salud reproductiva, unión civil), materia con la que la Iglesia tiene atados por las pelotas (o atadas por los ovarios, según corresponda) a buena parte de sus fieles.


Cuando el ministro del Interior formula públicamente afirmaciones teológicas, las cosas no están bien. Pero cuando el arzobispo dice y hace estas cosas, lo realmente malo está por venir.

viernes, junio 08, 2007

jefe de campaña

Yo ya sabía que Mauri es Macri y que Gaby es Michetti. Lo que no sabía es que Néstor era el jefe de campaña del Pro (solamente así puede explicarse que lo ayude tanto cada vez que abre la boca en su púlpito).

jueves, junio 07, 2007

una hermosa profesión

“Estamos muy conformes”, dijo Benjamín Sonzini Astudillo, a cargo de la querella en la causa por el asesinato de Nora Dalmasso hasta ese preciso momento en el que se convertía automáticamente en defensor de Facundo Macarrón, el hijo de la víctima, recientemente acusado por la fiscalía de abuso sexual calificado seguido de muerte. Así es fácil estar conforme: como querellante, por identificar al asesino; como defensor, por lograr mantener al inculpado en libertad (y qué sensación de que el pibe ya está prófugo mientras papá y su abogado payasean diciendo que hablaron con él, y hasta plantan su moto en la puerta de la casa….).
Una buena muestra de lo que es ser abogado: hacen lo que quieren, dicen lo que se les antoja, cambian de opinión según donde esté su interés y se avalan mutuamente. Una profesión hermosa y edificante, ¿verdad?
Y para los analfabetos que viven cotorreando contra los políticos, una advertencia: ¿nunca se tomaron la labor de verificar qué profesión tiene la inmensa mayoría de nuestros políticos? Por supuesto: son abogados.

Hay escasísimos abogados que realmente tengan principios y actúen según ellos. Yo conozco uno, no más. El resto, en cuanto pudo, al menos una vez transó, dejando de lado sus declamaciones, su moral, sus convicciones.

miércoles, junio 06, 2007

¿no es lo mismo?

Ojalá que tanta conmoción (justificada) en toda Europa por la desaparición de Madeleine McCann haga reflexionar a tantos europeos que salen de shopping a comprar nenes por el Tercer Mundo. Y, de todos modos, qué feo será que aprendan a causa del dolor de otra persona. Y qué feo que sólo puedan ver el dolor de otra persona cuando es blanca, rubia y de grandes y bellos ojos.

martes, junio 05, 2007

represión (voc. desus.)

La policía de Kirchner no reprime, sólo “reestablece el orden”, como lo hizo esta tarde frente a la sede del Ministerio de Trabajo.
Empiezo a sospechar que el mayor logro de este gobierno es semántico.

lunes, junio 04, 2007

perlas post electorales

Por fuera de tanta mezquindad, un mensaje alentador de Elisa Carrió: “Quédense tranquilos: ya llega la luz”. Lamentablemente, no se trata de un dato cierto acerca del fin de la crisis energética sino de un capítulo más de su delirio místico que, en el plano de la política, sólo puede ser tomado en sorna. Como casi todos sus mensajes: alentadores pero inútiles o, peor aún, calmantes para achatar la inquietud social con esperanzas cuasi teologales.
Patricia Walsh, apresurada, en miras al ballotage da libertad a quienes la votaron. Sin dudas, siguiendo una vieja tradición de las “histeriquierdas” vernáculas: “Fuera de nosotros, el resto es todo lo mismo”. Patricia debería consultar a una médium y preguntarle si a su papá le hubiese parecido lo mismo un hipotético –y quizás patético– gobierno de coalición encabezado por Balbín que la dictadura que terminó con su vida.
Alberto Fernández dice que el 55% no votó a Macri. Carrió dice que el 75% votó contra Kirchner. Sigamos, chicos, con este juego: el 80% votó contra Carrió: el 99,8%, contra Rico; el 96% votó contra la izquierda fragmentada; el 99,6%, contra el porro cherashnysta, y así… hasta concluir que todos estamos contra todos. Y entonces… ¿se la bancarán? Hablan como si el “Que se vayan todos” (que capitaliza Macri) no hubiese estado dirigido también a una (profeta inoperante) y a otro (entonces operador del mismo cínico que desató la crisis, el estallido y la bronca popular).
Para completar el raro panorama de anoche, no hay noticias de que haya habido un saludo de Néstor Kirchner a Mauricio Macri. Raro, ¿no?, porque a Jorge Sapag, continuador del fusilador de maestros, sí lo llamó para desearle un buen gobierno. Kirchner llamando a Sapag… ¡eso sí que es Pro!

domingo, junio 03, 2007

45%

¿Qué son? ¿Un 45% de frívolos que aman las vacaciones en Punta del Este y las fotos en la revista Caras? ¿Un 45% de delincuentes que se identifican con los grandes evasores? ¿Un 45% de descerebrados que creen que el progreso es generar desocupación y miseria? ¿Un 45% de idiotas que adoran escuchar a un candidato preocupado por el transporte público y se niegan a reconocer que él mismo es dueño de buena parte de ese mismo transporte? ¿Un 45% de irracionales que le entregan el Estado a quien le robó, negoció suciamente y propició la destrucción del Estado? ¿Un 45% de subnormales que creen que un puñado de eslóganes son un discurso brillante y síntoma de una nueva política? ¿Un 45% de tarados que suponen que la nueva política son los mismos que sostuvieron y transaron y festejaron con la vieja política? ¿Un 45% de cagones que suponen que meter presos a los morochos es una política de seguridad? ¿Un 45% de miserables que quieren pavimentar la miseria? ¿Un 45% de fanatizados que creen que un club de fútbol semi vaciado a favor de la dirigencia con nombre de empresa tercerizada es aval de algo? ¿Un 45% de amnésicos que olvidan preguntarse por los alcances de la palabra (caballito de batalla) “gestión” en el privatizado Correo Argentino? ¿Un 45% de inhábiles mentales que adhieren al discurso de quien lleva cinco años diciendo sin parar que “hay que dejar de hablar”?
No, no; es mucho más simple y alarmante: vivo en una ciudad habitada por no menos de un 45% de gente de mierda. No hay muchas más manera de ver a ese 45%.
Pero tengo que sumar a algunos más. Tengo que sumar a los que pusieron su mezquina ambición partidaria o personal por delante del bien común, como los nacidos en la improvisación para llegar al poder que mordieron el anzuelo de un pacto golpista con el mismo que hoy se los arrebata, y los patoteritos que salieron a escupirle el asado a los improvisados porque se cagaban en las patas de solo pensar que –si quedaban afuera– deberían negociar alguna mordida en el futuro porteño con la rata empresaria a la que apenas objetaron.
Esto costará exclusión, represión, hambre y sangre. Y como el poder no está tan expandido como para alcanzar a un 45% de la población, es indudable que no pocos de los que forman ese 45% que avala (sabiéndolo o no) exclusión, represión, hambre y sangre a futuro serán también objeto de esa exclusión, represión, hambre y sangre.
Y buenas noches, para los que crean que hoy se puede dormir bien.

viernes, junio 01, 2007

el peor analfabeto

“El peor analfabeto es el analfabeto político. No oye, no habla, no participa de los acontecimientos políticos. No sabe que el costo de la vida, el precio del poroto, del pan, de la harina, del vestido, del zapato y de los remedios dependen de decisiones políticas. El analfabeto político es tan burro que se enorgullece y ensancha el pecho diciendo que odia la política. No sabe que de su ignorancia política nace la prostituta, el menor abandonado y el peor de todos los bandidos que es el político corrupto, mequetrefe y lacayo de las empresas nacionales y multinacionales.”

Una persona a la que considero muy valiosa me envió este más que oportuno texto de Bertolt Brecht.